Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
Aunque un poco más tarde de lo habitual porque he estado escribiendo sobre esa actualidad que nos rodea, me gusta posar la mirada y pensar, reflexionar ese momento que todos necesitamos. El primero yo...
¡Cuánto necesitados estamos de tranquilidad! ¡Cuánto bullicio nos rodea, nos ensordece, nos atonta!
Ya sea en verano, en otoño, en invierno o en primavera necesitamos distraernos para no pensar ni por nosotros mismos ni lo que en verdad sentimos, pensamos, creemos.
Muchas veces nos da miedo del silencio porque nos habla a la cara de todo cuanto hemos hecho o lo poco que estamos haciendo, de cada vez que hemos vuelto la cara para no ver un problema, de que no nos implicamos en primera persona para solucionar lo que estamos llamados a solucionar.
Sí, necesitamos distracciones que nos distraigan, necesitamos ruido que nos atonte, necesitamos divagar para escudriñar nuestra vida, necesitamos que los demás nos hablen todos a la vez para no pensar porque si lo hago puede ser que no me guste lo que veo, lo que pienso...
Y es necesario el silencio, el encontrarte para volverte a reencontrar contigo mismo, para conocerte, para perdonarte, para quererte y empezar desde -1 a afrontar la vida, la que tienes, la que has conseguido con tus "méritos", la que vives.
Necesitamos silencio para pensar porque el hacerlo nos hace bien, porque nos da fundamentos para alejarnos de la ruidosa realidad para intentar ser uno mismo nos cueste lo que nos cueste.
Necesitamos imperiosamente vivir el silencio porque en el mismo Dios nos habla con palabras claras que se fijan directamente en el corazón de cada uno de nosotros para hacernos mejores.
¡Feliz sábado!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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