Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
"Justicia quiero pero por mi casa que no pase".
Frase, que si la lees y reflexionas, es lapidaria.
Todos nos gusta ponernos la toga de juez aunque seamos parte interesada, todos nos gusta señalar a aquél que difiere de nuestros pensamientos, razonamientos, opinión.. Todos nos creemos en la potestad de juzgar y condenar para mayor escarnio público a todos los que no son de nuestra "cuerda", todos pensamos que si todos pensarán como nosotros el mundo sería mejor porque estamos en posesión de una verdad incuestionable, para nosotros...
Yo a estas alturas de mi vida me gusta aprender de todo y con todos, a nadie pongo etiqueta, a nadie señalo porque opinan lo contrario, salvo a esos intolerantes dogmáticos que no atiende nada más que a lo que ellos piensan, pues en verdad hay que tener un sentido de la vida humanista, donde la persona debe ser tratada como persona, atendiendo sus inquietudes, compartiendo y conviviendo sus días y sus noches porque el ser humano es creado a imagen y semejanza de Dios y cuando ofendemos, despreciamos, juzgamos a otros por el mero hecho de que no piensa, opina o cree igual que nosotros estamos haciendo grave afrenta al Señor.
Esto no es óbice para que esa persona que haga un daño queriendo, esa persona que con su comportamiento, cause víctimas y además no se arrepienta para mí tenga la peor de las consideraciones porque esas personas atacan a ese tipo de humanismo en el que creo.
El Evangelio no es la Torá es anuncio de la Buena Nueva, de la venida de Jesús que nos trajo Amor.
¿Y nosotros amamos a nuestros hermanos?
Yo puedo estar muy desacuerdo en planteamientos, hechos, acciones, en líneas ideológicas e incluso vías para evangelizar. De eso se puede hablar, debatir, opinar pero cuando transgrede y te lo llevas al terreno personal sé, por experiencia, que todo razonamiento cae por su peso, toda lógica se vuelve en contra tuya.
Si, "justicia quiero pero por mi casa que no pase"...
Es más fácil señalar al contrario porque no actúa dentro de la coherencia que nosotros creemos debe tener que mirarnos el ombligo, mirar para nuestros adentros, mirar nuestra casa, porque a lo mejor y en el mejor de los casos antes que señalar al que está enfrente debemos limpiar la nuestra porque hay rincones que no están limpios del todo.
¡Vive y deja vivir!, me dijo un día un amigo sacerdote, al cual entonces como hoy le tengo que dar la razón.
¡Feliz viernes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendicien
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