Buen día nos dé Dios.
Muchas veces estamos en un lugar y según el momento, la hora del día, la posición del sol, si es invierno, primavera, otoño o verano, se ve distinto, se distinguen tonalidades que tú pensabas que no existían, que son efectos de tu propia imaginación pues no concibes tanta Belleza. Tanto en el mar, como en la montaña, tanto en el campo como en la ciudad, estés solo o acompañado, tu mirada se posa en lo que llamo las "pinceladas" de Dios.
Sí, vas paseando por una calle estrecha con sus encaladas paredes cuando la tarde va despidiéndose y captas con tus propios ojos un color, una tonalidad, que cinco minutos más tardes será diferente ni mas bonito ni más feo sino que no será igual.
Y es que deberíamos acostumbrarnos a descubrir, a dejarnos sorprender, con las "pinceladas" que Dios nos regala cada día de nuestros días.
La "pincelada" de una sonrisa, de unos ojos enamorados, de una mano amiga, de un fuerte abrazo.
La "pincelada" de un te quiero, de sentirte enamorado, de acompañar en los momentos amargos.
La "pincelada" del respeto, de esa clase de admiración que supera clase social, sexo y religión.
La "pincelada" de la oración entregada, de celebrar con corazón nuevo una nueva Eucaristía, de adorar a Jesús Bueno, al Buen Pastor de nuestras vidas.
La "pincelada" de sentirte bajo el manto redentor de la Virgen María que te ama con todo su Amor y te protege con su propia vida.
La "pincelada" de sentir gratitud y cariño a esos seres queridos que ya no están, que se fueron, por lo que han sido, por lo que han hecho.
La "pincelada" de la verdadera amistad, del cariño correspondido, de ver siempre con ojos siempre niños.
La "pincelada" del Amor hacia tu pareja, niños, nietos porque en cada gesto eres recompensado, eres correspondido.
La "pincelada" que te da Dios con un nuevo amanecer, de ver como el día se va acabando, de mirar al cielo y pensar, disfrutar meditando, conversar con los amigos, con tertulias de las de antaño, vivir en ese pueblo bendito que el Señor te ha regalado como ese regalo bonito donde te siente apoyado, querido, acompañado.
La "pincelada" de vivir tus particulares momentos donde disfrutes de lo que te haga feliz...
Sí, hay multitud de "pinceladas" que Dios nos regala a cada instante y solo un corazón abierto a sorprender y verse sorprendido será capaz de admirar tan bello lienzo y la multitud de trazos.
¡Feliz martes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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