Buen día nos dé Dios.
Llevamos un ritmo que nos hace empezar y terminar la semana ciertamente agotados. Abarcamos más de lo que podemos, más de lo que debemos, y así no se puede seguir porque entre otras cosas el cuerpo humano tiene una resistencia y si esta la sobrepasamos acabamos como estamos acabando casi todos: ¡Agotados!
No importa que sea verano, otoño, primavera o invierno: ¡No descansamos!
No importa si estamos de vacaciones o disfrutando de unos días de asueto: ¡No descansamos!
Y así nos va...
Cuando eres joven el cuerpo responde pero cuando vas envejeciendo el organismo te va dando señales de que así no puedes seguir, que tienes que pisar el freno, que es hora que descanses pero de verdad no para dar la vuelta a la historia y seguir engañándote a ti mismo con resultados muchos peores.
Pero es que pienso que no queremos pisar el freno, no queremos desconectar, no queremos descansar, porque el hacerlo nos ofrece la capacidad de pensar y puede ser que a nuestra mente vengan momentos buenos y esos que no quieres recordar ni en pintura, puedes que pienses en esas personas que te han hecho daño y no has sido capaz de perdonarlas-olvidarlas, puedes detenerte tu pensamiento en todo eso que has hecho mal y no has sabido restituir a tiempo así como tampoco te has perdonado.
No queremos pensar porque el hacerlo puede ser que nos lleve a ese sufrimiento ante lo hecho o ante lo que hemos de encarar y a sufrir, como el dolor, le tenemos pánico. Lo hecho, hecho está y ya no hay solución pero lo que ha de venir, si lo piensas bien, puedes encararlo con suficientes garantías de éxito.
La verdad es que parte del agotamiento que arrastramos tiene su base en el sufrimiento, en los problemas añadidos, en los pesares, porque nos creemos capacitados para todo y en verdad somos frágiles vasijas de barro que se rompen en menos de un santiamén. Creo que mucho de lo que nos pasa es porque nos olvidamos de Dios, lo apartamos de nuestras vidas pues lo consideramos innecesario y además le echamos todas las culpas habidas y por haber. Cuando esto sucede te comes tú todos los marrones y claro está te vienes abajo, caes sin remisión.
Se nota una diferencia entre el agotamiento del que tiene Fe y no la tiene. La primera, que existe, es un cansancio más volátil porque sabes que si detienes el paso y dejas la mente en blanco al final llega el merecido descanso pero el que basa su existencia en una vida sin Dios, como todo lo lleva sobre sus hombros, pues el peso destroza, hiere y hunde.
Se avecinan, para el que pueda cogerlo, un puente festivo, unos días para desconectar, para descansar, para estar lo más tranquilo posible, se avecinan unos días que si puedes hacerlo te aconsejo detengas el paso, hagas las cosas que en verdad te gustan, dejes la mente volar, reces porque en la oración te liberas y sepas abandonarte en los brazos redentores del Señor que siempre está deseando acoger a cada uno de sus hijos.
¡Feliz miércoles y a los que podáis os deseo un Feliz Puente de Todos los Santos!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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