Buena tarde Villaluenga.
Buena tarde nos dé Dios.
Hoy empiezo todo lo virtual un poco más tarde porque no he tenido tiempo para encender ni el ordenador porque estaba dedicado a ese tipo de cosas que son los imprescindibles de la misma vida. Hoy no he abierto esta ventana virtual porque, y permitidme la franqueza, no he caído porque tenía los sentidos puestos en ver y vivir en primera persona.
Hoy no he podido retransmitir la Misa pues ha sido traslada a la tarde de los sábados. A partir del próximo estaremos en directo para que la sigáis todos los que estáis atentos a las cositas de Villaluenga.
Pero el haber ido a mediodía a la Alameda me ha hecho encontrarme con vecinos muy queridos, conversar con ellos sin tiempo ni hora, disfrutar de cada segundo. También de encontrarme con mi vecino, con Víctor con el cual he conversado largo y tendido al calor de una cerveza y un oloroso en el Bar Alameda, del amor que sentimos, en él se nota a la legua, por este bendito rincón, por sus gentes, por sus cosas... Y en medio de la conversación mil saludos con nombres y apellidos.
Sí, porque a la vida hay que ponerles nombres y apellidos para que sea esa vida cercana, íntima, que hagas te entregues un poquito más cada día.
Pienso que quién viva una vida sin nombres y apellidos se está perdiendo lo mejor, se está perdiendo el conocer de verdad por donde andas, con quienes andas...
Una vida con nombres y apellidos es la que nos hace caminar el mismo Jesús que conoce a cada uno de sus apóstoles por sus nombres, a todos a los que a Él se acercan, a todos los que de Él se alejan...
Una vida con nombres y apellidos que cuando miras al cielo no solo ves el cielo sino que disfrutas de una imagen única y especial en la que recuerdas a tantos que ya se fueron y otros que por circunstancias de la vida con nosotros ya no están...
¡Feliz domingo!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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