Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
¿Qué ves cuando miras a tu horizonte?
¿Ves tus pensamientos? ¿Ves tu vida como un fogonazo? ¿Ves con ojos de tranquilidad, de sosiego, de calma, después de adentrarte por los senderos de la madurez? ¿Ves Esperanzas, ilusiones, decepciones, tu vida?...
¿Ves la majestuosidad de lo inmensamente bello que nos rodea? ¿Ves que todo está muy y lejos y que poco puedes en verdad hacer? ¿Ves lejos a distancias cortas? ¿Ves las casas, te detienes en sus habitantes, te preocupas por la situación de ellos, de tus vecinos, de tus personas cercanas, de tus seres queridos?
Sí, porque muchas veces miramos en el horizonte y lo que hacemos es perdernos en él...
Y la vida no está para perdernos nada de lo que estamos viviendo, la vida es siempre demasiado corta como para perdernos en laberíntiscas posiciones, para divagar la mirada en un infinito siempre bello, siempre ilusionante, siempre esperanzador pero que en verdad nunca llega a nosotros...
Tenemos que educar a nuestra mirada para que sea capaz de captar la belleza de lo inmenso pero también sea sensible para captar lo que nos rodea a quienes nos rodean porque si no viviremos una vida llena de ensoñaciones pero nunca real.
Hoy te invito a mirar a tu horizonte... ¿A ver que vés?
¡Feliz viernes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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