Buen día nos dé Dios.
La Fe no tiene edad.
Ni tiempo, ni razón, sino confianza absoluta en Dios en el que creemos sin ver, en el confiamos sin tocar, al que sentimos muy dentro de nosotros cuando comulgamos su preciosísimo Cuerpo que es el momento de que esa unión sea más real, más efectiva, más de verdad...
Y la Fe se hace Amor absoluto cuando miramos los ojos de la Madre porque todos nosotros somos y nos sentimos hijo. A los que todavía le vivan sus madres aquí en la tierra saben del Amor que ellas entregan a cambio de nada, de lo que son capaces de hacer para ver a sus hijos felices, para verlos bien pero eso en verdad se comprueba y valora cuando por desgracia te falta porque notas como un vacío que nunca llegarás a cubrirlo se instala en el corazón helándolo cuando algo o alguien te recuerda a ella.
Por eso miramos con los ojos de la Fe, con los ojos del Amor entregado y plenamente correspondido a María, que es Madre de Dios y también nuestra, que se entrega por todos y cada uno de sus hijos, que nos guarda bajo su manto a modo de protección, que nos coge de la mano cuando más la necesitamos y cuando cerramos los ojos al mundo nos lleva con inmensa sonrisa hasta la misma puerta del Cielo.
María es Madre y nuestra Madre y en Ella vemos a las nuestras, de las que hemos nacido, y de las que tanto Amor nos han regalado a cambio de nada pues nuestras madres siempre han tenido Fe en sus hijos, siempre están con nosotros.
La Fe no tiene edad y esta foto que ilustra esta reflexión de cada día es muestra visual de cuanto digo pues se ve a la Madre, siempre Virgen del Rosario, rodeada de sus hijos, sus costaleros, los que la llevan para que se encuentre con su Pueblo, los que se convierten en los pies y también las manos de María. Sus hijos de todas las edades, sus hijos con sentimientos diferentes, sus hijos con las inquietudes que tengan cada cual aunque todos sin excepción unidos en la Fe y en Amor hacia Ella y hacia el Fruto Bendito de Su Vientre.
La Fe no tiene edad ni tampoco tiempo porque ya existía antes de nacer nosotros y seguirá existiendo cuando nosotros ya hallamos encaminado la vereda hacia el mismo Cielo.
¡Feliz miércoles!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario