Buen día nos dé Dios.
Dicen que "la mirada lo dice todo" y es verdad pues en la misma no hay engaño, es puerta abierta al mismo corazón. La mirada, en su profundidad, no se puede enmascarar nada, y se puede vislumbrar si una persona está triste, contenta, esperanzada, preocupada, está pasando por un mal momento o todo lo contrario. Igual que en la mirada descubres cuando hay odio, cuando hay rencor, cuando hay temor, cuando hay amor, cuando hay fidelidad...
La cara no es tanto el espejo del alma pues algunos saben muy bien manejar sus gestos. Una persona sonriente puede ser una persona desgraciada, una persona seria no tiene porque estar triste. El gesto muchas veces no dice nada pues se puede "maquillar".
En cambio los ojos, la profundidad de la mirada, se encuentra la realidad de nuestras vidas.
Pero claro para ser capaz de captar los mensajes que llevan implícitos hay que detener el paso, hay que preocuparse de los demás, de quienes están a tu lado, hay que saber escuchar y atender lo que te quieren decir sin palabras.
Vamos demasiado deprisa y no somos capaces de mirarnos ni nosotros mismos, vamos tan deprisa que no vemos sino gente pasar por nuestro lado a los que no somos capaces de distinguirlos, vamos tan deprisa que todos se parecen a todos y por ir demasiado deprisa nos estamos perdiendo gran parte de la vida, de nuestra propia vida.
Por eso es bueno detenerse, pisar el freno, y empezar a captar con atención tantos momentos, instantes, miradas que harán que nuestra existencia sea una vida provechosa para todos.
¡Feliz lunes y semana!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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