viernes, 5 de octubre de 2018

5 de octubre. ¿Está llamando?

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Buen día nos dé Dios.
Hoy en la Iglesia estamos celebrando el día de Témporas de Acción de Gracias y Oración.
Hoy es un día muy bonito en el que Dios nos ofrece una vez más la oportunidad estar "conectado" con él por medio de un medio que llega directamente como es la oración en la que hablamos su lenguaje, en la que nos reconocemos como hijos pequeños, débiles, sencillos ante tan magnífico Padre.
Orar mucho y actuar en consecuencia...
Pero también tenemos que ser agradecidos que es cosa de bien nacidos porque pedir lo hacemos con suma facilidad pero cuando nuestra petición se resuelve nos entra una inmensa alegría que compartimos con todos menos con Dios al que no le damos ni las Gracias y eso, querido hermano, no es de recibo.
Pienso incluso que tendríamos que dar las Gracias a Dios aunque no le pidamos nada, aunque no se materialicen nuestras intenciones, porque el Señor en su Bondad nos regala tanto cada día y lo que es mejor: Nos ha regalado y sigue regalando la misma vida.
Por eso debemos estar "conectados" con Dios permanentemente. Tendríamos que estar "engachados" al Señor como lo estamos con los móviles, sería inmensamente justo que no pudiéramos apartar la mirada de Él como no la apartamos de la pantallita que cada día nos seca más los ojos y nos ciega para que nada más veamos las cosas del "mundo". Tendríamos que sentir una vibración en el mismo corazón cada vez que Dios nos llama como la que sentimos cuando el dichoso móvil se pone en funcionamiento.
Pero no olvidemos que cuando estamos en las cosas de Dios estamos en las cosas de Dios y cuando estamos en momentos importantes de nuestra vida tenemos que poner toda la atención a estos por eso, aunque hoy haya utilizado el símil del móvil, es imprescindible apagar este o quitarle el sonido cada vez que entremos en una Iglesia o en cualquier otro sitio donde el simple hecho de escuchar el pitido de un mensaje o el sonido de una llamada no solo es que moleste, no solo es que distraiga, sino que rompe la concentración que se tiene en ese momento que tan inmensamente necesario nos está siendo.
En este caso hablo desde la experiencia: A lo largo de la vida he sido ponente en conferencias y otros actos en los que he tenido el uso de la palabra y os puedo decir que el chirriante sonido de un móvil molesta y mucho porque por deferencia con el resto tienes que callarte y eso solo hace que se rompa esa comunicación que teníamos.
También sucede en los conciertos, cuando ves una película en el cine, cuando te llaman y hablas en voz alta en un restaurante, en un tren o en la misma Iglesia. He presenciado en primera persona que rezando en el silencio íntimo del Sagrario como sonaba un teléfono y la persona en cuestión en vez de salirse de la Capilla Sacramental, de la Iglesia, conversó en voz alta importándole tres pepinos si esto molestaba más o menos.
Sí, pienso que estamos todo el día engachados al móvil o a cualquier instrumento tecnológico, estamos atentos a sus impertinentes sonidos que se transforman en mensajes y no somos capaces de estar atentos cuando Dios nos llama, ni tampoco tenemos la suficiente consideración de dar las Gracias al Señor que hace a cada instante que nuestra vida sea como tiene que ser.
¡Feliz viernes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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