martes, 14 de julio de 2015

desde el tren. 13 de julio. La sombra del árbol.




Buenos días Villaluenga.

Buen días nos de Dios.

Dice un refrán que quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija.

¿Cuál es el árbol que nos arrimamos? ¿Qué sombra preferimos?

¿El árbol del poder, de la fama, del dinero, del reconocimiento público y el insulto por privado, el de la vanagloria, el de la impiedad, el de la maldad, el del pensar mal, el del egoísmo, la soberbia, el orgullo, la desconfianza, el hacer daño gratuito a los demás, el de la violencia, el de la necedad...?

Todos estos que me he referido son árboles frondosos y la sombra es larga y tupida aunque no da frescor sino que oscurece nuestra vida haciéndola cada vez más vacía, más fuera de cualquier realidad.

¿O prefieres acaso la sombra del Amor, de la piedad, del corazón, de la entrega sin medida, de la donación de cuerpo y espíritu, de la mansedumbre y humildad, del alejamiento a todo poder, a toda vanagloria, a todo reconocimiento público y privado, al del olvido voluntario cual atalaya, la de la generosidad, de la caridad, de la Paz...?

Estos árboles, que puede ser un mismo árbol, también en grande, frondoso y da verdadera sombra que refresca nuestras almas, nuestros espíritus aunque sin dejar que penetre los necesarios rayos de sol que calienta nuestros corazones para hacerlos más dóciles, más serviciales, más enamorados.

Ese árbol se llama Dios y la sombra que nos ofrece el Padre Misericordioso nos cobija y nos acoge hasta hacer que podamos vivir la intensa felicidad apoyado a su tronco.

¿Y tú, que árbol prefieres?

Buen y feliz lunes.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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