Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Hay imágenes que no hacen faltas muchas palabras pues ellas por sí solas lo dicen todo. ¡Esta es una de ellas!
Cuando la miro, la hice a mediodía de ayer casi de casualidad, me viene una sensación de que nos tenemos que dejar alumbrar por los rayos de Dios.
Y dejarse alumbrar por los rayos cálidos de Dios es dejar en el arcén del olvido nuestras podredumbres, nuestros vicios, nuestra mentalidad que se vuelve sucia de tanto mal mirar al que tenemos a nuestro lado, de juzgar a todos y a todo menos a nosotros mismos, de evaluar qué grado de compromiso seremos capaces de ofrecer si el Señor nos lo pide en un momento oportuno, qué grado de sufrimiento, qué grado de generosidad...
Dejarse alumbrar por los rayos cálidos y luminosos de Dios es santificar tu vida a diario dando gloria con tus gestos, actitud y palabras a Dios siendo como el buen samaritano que se acerca a ayudar a los necesitados. ¡Y hay tantos necesitados! ¡Nosotros mismos en demasiadas ocasiones los somos!
Y dejarse alumbrar por los rayos cálidos y luminosos de Dios es sentir calor en el corazón porque no hay nada peor para nosotros mismos que el tener gélida hasta el mismo alma.
Y dejarse alumbrar por los rayos cálidos y luminosos de Dios es gozar en cada Eucaristía, comulgar Su Cuerpo y entregarnos a la profunda oración junto a nuestros hermanos en comunión y sintiendo el abrazo de nuestra Madre la Iglesia.
¿Te dejas alumbrar por los rayos cálidos y luminosos de Dios?
Feliz Domingo día del Señor.
Esta reflexión se la quiero dedicar a Juanma Cordero Fernández y Mila Acosta en su día. ¡¡Muchas felicidades!!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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