Buen día nos de Dios.
Cuando ves STOP te paras porque de una manera u otra te ordenan que lo hagas.
Pocos son los que van al lugar donde no son queridos pues ni se sienten cómodos ni tampoco quieren molestar.
Esta señal de prohibición que es una orden en si su significado no tiene vuelta de hoja porque es universal.
Pero hoy vamos a dar la vuelta a la vuelta:
STOP a la desesperanza.
STOP a la desesperación.
STOP al orgullo, a la soberbia, a la envidia.
STOP a la ofensa que daña siempre y crea demasiadas víctimas.
STOP al dolor provocado.
STOP a la envidia.
STOP a la maldad.
STOP a sentirse no querido.
STOP a lo que nos aleje de Dios y de nuestros hermanos.
STOP a la persecución y también la preparada con premeditación y alevosía para hundir a los que no se van a defender.
STOP a la falta de Caridad.
STOP a insultar a nuestra Madre la Iglesia por los que se dicen quererla aunque quieran imponer la que tienen prefabricadas a su imagen y semejanza.
STOP a menospreciar e insultar a Cristo porque con cada palabra, hecho o menosprecio lo volvemos a crucificar.
STOP a la falta de respeto.
STOP a los malos sentimientos que nos dañan y limitan.
STOP a las habladurías en las que a diario asesinamos el prestigio y honor de tantos.
STOP al propio STOP mientras haya tantas personas en mundo, que empieza a la vuelta de la esquina, que tengan hambre o mueran por guerras interesadas, enfermedades inventadas o persecuciones consentidas.
Y STOP a ese vacío de corazón que nos hace sentir solos cuando no es cierto porque Dios nunca nos abandona y porque muchos siempre están junto a nosotros aunque no los veamos.
Tenemos que ser más asiduos al lugar donde No hay nunca un STOP: En el Sagrario donde habita Jesús que nos espera a cada instante para decirnos al corazón que nos quiere y que espera mucho de nosotros.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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