Buen día nos de Dios.
Hoy es de esos días que el tiempo parece transcurrir de una forma lenta que casi se puede tocar. Hoy es de esos días que veo pasar el tiempo y que valoro lo que Dios quiere de nosotros o por lo menos de mí.
Siempre decimos casi sin pensar eso de que en el mundo hay mucho sufrimiento. Y ahí nos quedamos.
Pero ahora os pregunto: ¿Sabéis cuanto dolor, sufrimiento, desesperanza nos rodea? ¿Sabes lo que ahora mismo sufre tu vecino, tu amigo, tu familia, aquel contacto de las redes sociales que siempre te pone un me gusta o ese señor que todos los días reparte el periódico por el medio de la ciudad?
Siempre me digo que estoy demasiado ocupado para atender lo que tengo que atender, escribir lo que tengo que escribir, hacer lo que tengo que hacer... ¡Excusas para mitigar la voz de la conciencia! ¿Cómo si esta se pudiera silenciar?
Ayer estando actualizando el blog uno de los mil y pico amigos de las redes sociales se puso en contacto conmigo con el único fin de hablar, de desahogarse e incluso de llorar porque las personas tienden a la soledad pero no pueden vivir solas. Estar solo sin poder contar lo más mínimo, ya sea bueno o menos bueno, es el peor castigo para el ánimo y para el corazón.
Por eso cuando Dios te toca el corazón porque tienes que atender a un hermano lo tienes que hacer sin excusas que no valen para nada, ni para engañarte a ti mismo.
Todos tenemos una misión: La de llevar el Reino de Dios a todos los corazones. ¿La forma de hacerlo? ¡Él te lo indicará!
Si nos dejamos llevar por el Señor y hacemos según su voluntad podremos gozar de la Paz que nos ofrece y otorga Jesús.
¡ Paz a vosotros hermanos, siempre la Paz!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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