Buen día nos de Dios.
¡Cuántas veces nos dice Jesús que tenemos que coger la camilla de nuestra cruz y empecemos andar pues Él ya nos ha curado!
Parece que el "mundo", el pecado, puede más porque caemos rendidos en sus garras porque todo lo que nos "ofrece" es bonito, ventajoso y embriaga los sentidos. ¡Nos dejamos engañar demasiado pronto!
Cuando nos rodea la podredumbre aunque creamos que no nos afecta, en verdad nos va minando hasta perdernos en medio de la ciénaga que lentamente nos hunde sin remedio.
A lo mejor creemos que todo está perdido, que nosotros ya lo estamos, que no tenemos remedio y pensamos que el aire pestilente que respiramos es ya hasta bueno para nosotros.
¡No desesperes pues contigo está Dios que nunca abandona, más bien somos nosotros los que actuamos en demasiadas ocasiones como el hijo pródigo que pedimos nuestra herencia para malgastarla y perderla.
Cuando ya no podamos más, hagamos un severo examen de conciencia y acerquemonos a Jesús por medio del importante y vital Sacramento del Perdón y una vez descargadas las alforjas que parecían tan pesadas comulgar el Cuerpo Vivificante de Cristo que nos dice en la intimidad del alma ¡Anda, coge tu camilla que tu fe te ha curado! ¡Anda sigue caminando conmigo de mi mano y no peques más!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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