Buen día nos de Dios.
¿No habéis notado en alguna que otra ocasión que el corazón os ardía y os empujaba para hacer algo y que una vez realizado le has dado las gracias a Dios?
Es notar la presencia de Dios en nuestras almas que nos ayuda a realizar aquello que por nosotros mismos no somos capaces de hacer.
Sentir la Zarza Ardiente dentro de nuestro ser es inconmensurable pues sientes por ti mismo que el Señor siempre está contigo, no te abandona pues sabe a ciencia cierta hasta donde podemos llegar nosotros por nosotros mismos.
Es la prueba tangible del inmenso Amor que nuestro Celestial Padre es parte de mi, de ti, de todos...
Cuando notes que esa llama viva te inunda presta atención lo que te dicte el corazón pues todo lo que hagas será para mayor gloria de Dios y por supuesto para nosotros mismos.
No confunda esa sensación con cualquier otra que es llevada por las emociones. Esta es distinta, más intensa y sobre todo te llevará por caminos que no creías, no veías o te daban miedo transitar. Ese arder el corazón permanecerá con nosotros mucho tiempo después y si se enfría no es por Dios sino que nosotros, con el quehacer diario, vamos enfriando nuestro propio corazón hasta hacerlo insensible a las llamadas del Señor.
A ti te lo digo: Cuando sientas al Señor arder en tu corazón déjale hacer.
Quiero dedicar esta reflexión a mi querido amigo y hermano Juan Delage Comella que celebra el día de su cumpleaños.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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