Buen día nos de Dios.
Sepamos ofrecer nuestro dolor, incomprensión, todo los que nos haga sufrir a Dios para que Él utilice este regalo en lo que mejor proceda.
El sufrimiento y el dolor desgasta hasta límites insospechados y si no vemos que estos pueden convertirse en la mejor ofrenda de Amor para que otros se salven veremos una cara de la vida demasiado triste e injusta que se aleja de lo que Cristo nos enseña a diario.
Porque es verdad que poner la otra mejilla, el perdonar setenta veces siete se nos hace en muchas ocasiones demasiado difícil y creo que es así porque no vemos, no somos capaces de ver, la mano de Dios y como actúa en nuestras vidas.
Ofrezcamos nuestros padecimientos al Señor y estaremos haciendo un bien más importante y generoso de lo que lleguemos a imaginar.
Dios se sirve de nuestra vida para hacer el bien. Pues, ¡Hagamoslo!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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