domingo, 11 de enero de 2015

desde el tren. 11 de enero. La necesaria inyección de cada día.




Buen día nos de Dios.

¡Qué bonito amanecer nos ha regalado el Señor!

Perder la vista en lo inconmensurable de su obra que absorbe nuestros sentidos es un placer espiritual que llega deleitar a nuestras almas dotándolas de suave delicadeza.

¡Qué bonito es amanecer siempre, que alegría el abrir los ojos a un nuevo día lleno de misterios, aventuras, sorpresas!

Porque la vida bien entendida, nuestro día a días, debe ser considerado un misterio pues viene de las manos de quien viene, es también una aventura apasionante porque todo está por hacer, por construir, por cambiar. Pienso que si de verdad nos lo proponemos entre todos lograremos cambiar el mundo de la noche a la mañana, pero es tarea de todos y todos no están por esa tarea.

Y la vida también es sorpresa pues no sabes lo que Dios te tiene preparado a la vuelta de la esquina.

Misterio, aventura y sorpresa con solo abrir nuestros ojos cada día. ¿Hay algo más apasionante?

Cristo nos da continuamente las pautas para hacer que esa trilogía enriquecedora se convierta en algo único e incluso irrepetible pues ninguno de los segundos que vivimos y gozamos volverán a repetirse. Podrán ser parecidos pero nunca iguales.

Por eso debemos vivir cada segundo, cada minuto, cada hora, cada día que Dios nos regala como Padre Bueno que es como si fuese el último haciendo el Bien a todos y en todo momento.

¿Nos hemos parado a pensar en lo que cuesta hacer el Bien?

Gastamos tiempo y dinero en mil cosas que no nos reportan nada o que no nos nutre y nos hace mejores personas y no somos capaces de poner un granito de nuestra propia arena para que el Bien triunfe entre los que se encuentran junto a nosotros o ante aquellos que en la lejanía necesitan sentir una mano amiga, un gesto confidente, un abrazo redentor.

Hoy el Señor nos ha vuelto a bendecir con un extraordinario y precioso amanecer, hoy nos ha vuelto a dar una nueva oportunidad para que vivamos el día con ese misterio, esa aventura y esa sorpresa que Él quiere y también nos ha vuelto a ofrecer la posibilidad de que hagamos el Bien.

¿Vamos a desaprovechar este bendito domingo o nos ponemos la pilas para acometer, disfrutar, gozar lo que nuestro Celestial Padre nos regala?

Feliz Día del Señor.

Aprovecho la oportunidad para dedicar mi reflexión a mi hermano en la fe Rafa Salazar en el día de su cumpleaños. ¡¡Muchas felicidades!!

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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