Buen día nos de Dios.
Hoy mi reflexión se queda muda y transcribo la última parte de mi artículo publicado ayer en San Fernando Cofrade en la que felicito de forma explícita a Nuestra Madre la Inmaculada Virgen María en su advocación de Amargura porque para mí cada 8 de diciembre le pertenece y pertenecerá por siempre a la Santísima Virgen de la Amargura Co-Titular de mi Hermandad De Los Afligidos Estudiantes
María, primer sagrario, nos recibirá con el Amor entregado de una Madre para cobijarnos a todos y cada uno de nosotros que necesitamos de sus caricias, de su consuelo, de su amor, de su comprensión porque somos demasiados los que andamos cabizbajos, perdidos en nuestra particular calle de la Amargura.
¡Amargura!
No lo sé pero siempre sale Tu Nombre.
No sé lo que tienes y has hecho en mi vida, pero me has cautivado.
No sé tantas cosas aunque siempre te tengo a Ti.
¡Amargura!
Mañana esté donde esté volveré a mirarte a los ojos,
y de nuevo comprenderé que aunque no esté contigo
siempre lo estoy porque dos corazones no se separan si uno no quiere.
¡Y yo no puedo separarme de Ti, Madre!
¡Amargura!
Que sales al encuentro de cada corazón que se acerca a suplicarte,
a decirte, a implorarte, a darte gracias y ofrecerte tanto...
Y Tú, con Dulce Mirada, con expresión suplicante y acogedora,
nos dices que estemos tranquilos porque Ella sabe que su Hijo,
Afligido por el peso de la Cruz, nunca nos abandonará.
¡Amargura!
Cómo cada 8 de diciembre me postro a tus pies y te digo:
¡Dios te salve María, Pureza Virginal!
¡Llena de Gracia, de Amor y de Bondad!
!Qué contigo las amarguras no son tales si vivo a cada instante en Tu Amargura!
¡¡Felicidades Madre!!
¡¡Felicidades inmaculado tesoro del alma mía!!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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