miércoles, 10 de diciembre de 2014

desde el tren. 10 de diciembre.




Buen día nos de Dios. 

Estos fríos días que sentimos más invernales en cualquier lugar se escuchan villancicos, música clásica que hace acercar el espíritu hacia lo sublime de la trascendencia del que está a punto de Nacer. 

Muchos aunque no lo crean o no lo quieran ver saben que la Navidad es Dios que se hace Niño para salvarnos y hacer plena nuestra vida. 

Eso y no otra cosa es lo que celebramos en Navidad y de ahí la reunión de la Familia y nuestro permanente recuerdo de los seres queridos que ya partieron para el Portal eterno instalado en la Gloria junto a Jesús hecho Niño. 

Mientras escribo esta sosegada reflexión suena "Blanca Navidad" y en estos días previos debo reconocer que me alejo del atroz consumo para adentrarme en la hondura del corazón que quiero preparar a modo de cálida gruta para que nuevamente nazca Jesús.

Pienso que todos los que esperamos el Nacimiento debemos luchar con nuestras fuerzas para que no se pierda ni una sola vida por medio del aborto, enfermedad, eutanasia, guerras o martirio. 

Ante el mayor alumbramiento tenemos que poner de nuestra parte para que nadie esté o se sienta sólo y abandonado, para que nadie sienta necesidad y hambre de alimentos o de cariño. 

Preparemos nuestro corazón para que esté dispuesto a entregarse a todos nuestros hermanos hoy, mañana y siempre porque ese es el mejor presente que podemos ofrecer al Niño Jesús al final de nuestra terrenal vida. 

...Y es verdad, "los peces en el río beben y vuelven a beber por ver a Dios Nacer".

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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