domingo, 7 de diciembre de 2014

desde el tren. 7 de diciembre. Segundo Domingo de Adviento.




Buen día nos de Dios.

Segundo Domingo de Adviento donde nos seguimos preparando para El que ha de Venir, para que el que ya está instalado en nuestras vidas de forma permanente.

Estamos viviendo estos días al calor del cariño compartido en verdadera comunión. Cuando los corazones de hermanos que se quieren y que disfrutan juntos del mismo camino emprendido no hay frío que pare ni congele nada.

La vida son momentos especiales que parecen únicos y también es esa tela de araña en la que se convierte nuestro particular día a día donde todos hacemos lo que tenemos que hacer, que no parece nada destacable, que muchas veces no sabemos ni apreciar, pero que conforma un conjunto de acciones que dan la mano a quien tenemos a nuestro lado para seguir caminando en amor y también en compañía.

¡Qué no nos falte nunca esa tela de araña donde conformamos nuestras vivencias, querencias, nuestra entrega a trabajar con Dios y para Dios pro medio de nuestros hermanos!

Es a final de la semana cuando me doy cuenta de la intensidad de lo vivido, de lo entregado, de mis flaquezas, debilidades, de mi propia vocación de servicio o del nivel de acomodo que he podido tener por cansancio o en muchas ocasiones faltas de fuerzas.

Es al entrar en la Santa Eucaristía cuando esa revisión se hace palpable pues todo lo pongo en Manos del Señor que es mi único y auténtico Salvador, el que me comprende, entiende y sabe que aunque pueda creer que no puedo me demuestra a diario que estoy equivocado porque agarrado a Su Cruz puedo seguir caminando.

Es en el silencio íntimo de rezar ante Jesús en el Sagrario justo después de comulgar cuando esa necesaria revisión se hace necesaria y donde Él riega mi corazón con nuevos ánimos, nuevas fuerzas y la misma esperanza.

Sigamos trabajando por la mies del Señor, sigamos dando el ciento por uno, sigamos tejiendo esa tela de araña entre todos nuestros hermanos y sigamos siendo humildes y mansos hijos de Dios que nos ama con desmesura.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario