Buen día nos de Dios.
Ayer tarde me ocurrió lo de todos los inviernos: Perdí la voz por la faringitis que sufro y padezco en estos días pre-navideños que hace que solo pueda comunicarme mediante la escritura.
Y meditandolo pausadamente es bueno y necesario que en más de una ocasión guardemos silencio porque nuestros propios ruidos nos distraen de las cosas importantes que suceden a cada instante y que estamos tan distraídos para captarlo, preocuparnos y vivirlos.
¡Es tan necesario escuchar a los demás!
¡Son demasiadas almas las que necesitan hablar, que se les preste la debida atención porque tienen mucho que contar y más que decir!
Y no nos vayamos a creer que cuando digo que debemos escuchar a los demás son esos que están lejos sino, en primer lugar, a nuestros padres, maridos, mujeres, hijo, hermanos, familia y esos amigos, que son hermanos del alma, que tenemos siempre tan cerca que ciertamente no les prestamos la suficiente atención.
Silencio no para no escuchar nada sino para oír a Dios por medio de nuestros hermanos.
Silencio no para que enmudezcas sino para hablar con y desde el corazón con gestos, hechos dando calor al que siente fría el alma.
Silencio no para que te acuestes quejándote de lo "malito" que estás sino para decirle a Dios sin palabras: ¡Aquí estoy, Señor, para seguir haciendo Tu Voluntad.
Silencio para ser valientes porque el silencio no es callarme y mirar hacia otro lado.
El silencio es la ausencia voz aunque no de acción para seguir actuando en el a día en coherencia y consecuencia de fe, de creencia o de pensamiento.
No olvidemos que hay silencios que dicen más que el mayor discurso pronunciado con bella oratoria que al final dice nada de nada.
No olvidemos que Dios actúa en nosotros y cada vez que lo hace es una lección para alcanzar lo que en verdad importa: La vida eterna.
Esta reflexión se la quiero dedicar a mi buen hermanoGarcía García Martín que siempre está ahí, en su particular misión evangelizadora y que tanto me aporta en el día a día.
Recibe, mi querido, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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