Buen día nos de Dios.
Parece que cuando pasa un día como el de ayer todo se relaja un poco porque son muchas las vivencias, los recuerdos, los pensamientos experimentados y compartidos en soledad, en Familia y también con Jesús nuestro Bendito Recién Nacido.
Hoy para este material mundo que nos invita un día si y otro también al consumismo es el inicio de seguir en la carrera para comprar, adquirir, lo que nos podamos permitir y sobre todo lo que no. ¡Para eso están las financieras que parece que nos "regalan" el dinero aunque después nos lo cobren a precio de kilos de oro.
La Navidad no terminó ayer sino que empezó.
El Papa Francisco en una frase cautivó nuestro corazón y nos hizo mirar al Niño Jesús como lo que ¡UN NIÑO! Tenemos dejar acariciarnos por Jesús. ¡Es verdad, por nuestro bien debemos hacerlo!
Frente a la campaña de hacer desaparecer el verdadero sentido de la Navidad que es el Nacimiento del que nos da sentido a todo debemos recalcar nuestra mirada en Aquel que nos sonríe desde el pesebre, acercándonos y hablarle, por medio de la oración espiritual o palabras salidas de nuestra alma a quien es el dueño de la misma, mirarlo y gloriarnos en su mirada, dejarnos acariciar por Dios.
Continuamente somos acariciados por Él y no nos damos ni siquiera cuenta, tenemos tantas cosas en la cabeza que poco a poco nos vamos olvidando de Dios aunque nuestro Celestial Padre nunca se olvida de nosotros y sale a nuestro encuentro, tal hijos pródigos, para darnos Amor.
Siendo y sintiéndonos depositario del Amor del que es absolutamente Amor podremos darnos y donarnos a los demás como una prolongación del regalo que nos hace a cada instante nuestro Señor.
¡Qué no nos equivoquen! ¡Qué estas fiestas no son para comprar, para gastar, para consumir sino para compartir! ¡Qué no nos engañen y sobre todo que no nos dejemos engañar!
Extasiado en la dulce mirada del Niño Jesús, recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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