martes, 30 de diciembre de 2014

desde el tren. 30 de diciembre. Un nuevo año para conocer a Dios.




Buen día nos de Dios.

Penúltimo día de 2014 que poco a poco va despidiéndose de todos nosotros.

El año de la "recuperación" según los "entendidos", el año que todo ha seguido igual donde las garras del paro, de la pobreza, de la marginación, de la persecución, de las guerras consentidas, de los mayores genocidios, de destrucción de la Vida y también la esperanzas de muchos, de las malas artes en la política se han dejado sentir de forma considerable.

Un año frío, gélido aunque haya sido de temperaturas cálidas porque nunca olvidemos que las injusticias hielan el corazón y lo hacen más duros y desconfiado.

Un año donde se ha notado la mano de Dios en los corazones de tantas personas que se han donado, se han entregado a los más necesitados, un año donde la Iglesia ha sido santo y seña de dedicación a los desposeídos de todo.

Termina un año y empieza otro en solo un abrir y cerrar de ojos. El paso de 2014 al 2015 es tan efímero que dura los primeros doce segundos del próximo 1 de enero.

Doce segundos en los que habrá alegría, esperanza, recuerdos, melancolías, donde lo mejor es no echar la vista atrás porque seguro que no te alcanza mirar lo que ansías ver y después de esos segundos, en el primer minuto un pensamiento único: Ofrecerle a Dios el nuevo año para que Él haga según Su Voluntad y siempre para su mayor gloria.

Compartiré un secreto: Cuando voy introduciendo las uvas en mi boca, rezo un Padrenuestro y en esa oración que si la pensamos y meditamos detenidamente creo que muy pocos podrían completarla, pero ahí está Dios que nos Ama y nos Perdona aún cuando nosotros mismos no nos perdonemos.

Conocer a Dios para conocernos a nosotros mismos y reflejarnos frente a ese espejo que todos tenemos y que casi nadie se atreve a mirar porque lo que se ve no nos gusta.

Conocer a Dios para cambiar lo que haya que cambiar, que será mucho, y afianzar lo que se tenga que afianzar.

Conocer a Dios para que conociéndolo sepamos nosotros también dar Amor a todos los que lo necesiten.

Y conocer a Dios se hace por medio de una vida de fe pura, de vivir y recibir la Eucaristía como el mejor regalo, orar como si fuera lo último que haces y leer meditando Su Palabra que es Camino de Vida Eterna para todos y cada uno de nosotros.

Conociendo a Dios podemos terminar y empezar años con la esperanza que da la fe en Él y que con Su Ayuda todo, hasta lo imposible para nuestras cortas entendederas, se consigue.

¿Nos atrevemos a conocer de una vez por todas a Dios o seguimos como estamos?

Esta reflexión se la dedicar a una buena amiga que siempre apoya cuanto escribo o publico y que su ejemplo tanto me ayuda. Gracias Alicia Rodriguez Cuenca.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario