sábado, 1 de noviembre de 2014

desde el tren. 1 de noviembre. ¡Feliz día de Todos los Santos!




Buen día nos de Dios.


El afán de nuestra vida debe ser el alcanzar la santidad, es decir, debemos llevar una vida santa para alcanzar tan alta meta.



Hay demasiado humo que penetra por todos nuestros sentidos con el único fin de nublar nuestra vista y distraernos del Camino que nos lleva a la santificación. Sí, hay demasiadas interferencias que si no estamos atentos pueden que hagan hueco en nuestro ser hasta acabar anidando en él.

Los que adoran bienes materiales, los que ponen sus vidas en perseguir lo que enseguida se alcanza, los que ponen una vela a Dios y otra al diablo confiando más en el segundo que en el Primero, los que persiguen prestigio, poder a costa de su propia alma están jugando con una baraja caduca y la partida la tienen perdida antes de empezar. Los que adoran el vil metal no pueden adorar al Señor porque contradicen con su propio vivir todo lo que nos enseña la Palabra, todo lo que es en realidad nuestro Bendito Padre Celestial.

Hoy el Evangelio es la más extraordinaria lección que Cristo nos da y con este Sermón nos enseña el camino fácil, aunque nos parezca tan difícil, de alcanzar la Santidad y que está tan cerca o tan lejos de nosotros como queramos o no acoger las mismas en nuestros corazones para hacerlo de inmediato Palabra de Vida para nuestras vidas.

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió a la montaña, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y él se puso a hablar, enseñándoles:
–«Dichosos los pobres en el espíritu, 
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos los sufridos, 
porque ellos heredarán la tierra.
Dichosos los que lloran, 
porque ellos serán consolados.
Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, 
porque ellos quedarán saciados.
Dichosos los misericordiosos, 
porque ellos alcanzarán misericordia.
Dichosos los limpios de corazón, 
porque ellos verán a Dios.
Dichosos los que trabajan por la paz, 
porque ellos se llamarán los Hijos de Dios.
Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, 
porque de ellos es el reino de los cielos.
Dichosos vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.»

Os deseo a todos un Feliz Día de Todos los Santos.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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