Buen día nos de Dios.
La desconfianza es tan perjudicial que las heridas que produce no tienen solución a medio plazo.
Cuando alguien confía en ti es como un contrato sagrado el que se firma y se debe sembrar cada día para guardar en mejor paño tan valioso tesoro.
Una persona que te hace entrega de sus sentimientos, confidencias, secretos, preocupaciones o esperanzas tiene en ti un brazo donde apoyarse, una persona en la que se puede fiar en todo momento y ocasión.
Por eso cuando esa persona no está a la altura y decepciona la confianza depositada produce el mayor desgarro que se conoce al corazón confiado. Y no olvidemos que las heridas producidas en el alma son de muy difícil cicatrización porque no hay tirita que solucione nada a corto plazo.
La traición es más dañina que cualquier enfermedad pues nos crea una sensación de tristeza, hastío, apatía y recelo continuo contra todo y contra todos. La persona traicionada para volver a dar su confianza debe verlo todo muy claro y a veces ni eso.
Por eso debemos fijar nuestros ojos en Jesús que siempre se fio de Su Padre y siempre fue correspondido. En Él podemos tener ese Amigo que nunca falla.
Intentemos aprender de Cristo, nuestro mejor Maestro y Señor, lo que es Confianza y Lealtad suprema porque si sabemos fiarnos de Él seguro que sabremos confiar en los demás por mucho daño que nos hubieran hecho en el pasado y porque todo el mundo merece una segunda oportunidad.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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