Buen día nos de Dios.
Llueve con fuerza llevada con el ímpetu del viento a estas horas de la mañana.
Fuerza e ímpetu es lo que debe ser una constante en nuestro día a día para servir a Dios por medio de los demás, para ser mano amiga, apoyo, escucha que atienda las preocupaciones y los proyectos de los que tenemos junto a nosotros mismos.
Fuerza e ímpetu para llevar a cabo la misión evangelizadora que Dios nos encomienda a diario y que puede parecernos siempre igual aunque todos los días es distinta.
Fuerza e ímpetu para desde nuestro círculo intentar cambiar el pedacito de mundo que me toca.
Fuerza e ímpetu para desenmascarar la falsedad, la hipocresía, la Maldad que nos circunda.
Fuerza e ímpetu para pedir perdón y también para perdonar pues es propios de corazones puros.
Fuerza e ímpetu para rezar con devoción, para ofrecer nuestros padecimientos por tantos como sufren y luchan para salir adelante.
Fuerza e ímpetu para trabajar, estudiar, realizar las labores propias que hacen que entre todos saquemos esto adelante.
Fuerza e ímpetu para reconocernos simples servidores de un Señor que es nuestro Padre Celestial y que sin Él no somos capaces de nada.
Fuerza e ímpetu propia de fuente de agua fresca que es lo que significa para mi vida Cristo Jesús.
Esta reflexión diaria se la quiero dedicar a mi buen hermano Alfonso Javier Caravaca Coca por enseñarme a diario que es tener fuerza e ímpetu en Dios Salvador.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que nos siga bendiciendo.
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