desde el tren. 27 de noviembre.

Buen día nos de Dios. 

¡Demasiados cambios en demasiado poco tiempo! 

Estamos asistiendo al desmoronamiento de mucho en lo que habíamos fijado nuestros ojos. Son muchos los cambios que se han ido mascullando por los poderes que gobiernan el mundo y que se están poniendo en práctica ahora. 

Una crisis económica que ha puesto en jaque a las familias y su concepción de la sociedad como tal, se ha impulsado una crisis de valores donde se intenta cuestionar la fe y los principios irrenunciables de cada uno. Se ha propiciado el desmoronamiento moral del ser humano dejándolo desnudo y desprotegido totalmente. 

Ahora le toca a la clase "poderosa": Los eempresarios, políticos, sindicalistas los caen a porrillo después haber disfrutado de momentos de bonanzas y aparecen nuevos ídolos mediáticos que prometen el oro y el moro con conceptos caducos que han empobrecido a otras partes del mundo. 

Se consienten el aniquilamiento de cristianos por parte de la barbarie islámica, se aparta la vista de enfermedades acaecidas en Tercer Mundo, se aniquila los sentimientos deportivos al ver como un club como el Real Madrid abandona sus orígenes quitando la Cruz de su escudo por mor del vil metal de los árabes. 

¡Todo parece tener un precio por el que hay que pagar! 

¡Todo menos la fe en Dios que nos hace fuertes ante tanta adversidad, persecución y corrupción! 

Quien lleva a cabo los mandatos de Cristo vivirá lo sucede a diario aunque trabajará a destajo para anunciar la Buena Nueva que nos anuncia nos dice que con Amor todo se consigue; con el Amor de un Dios que es Padre Misericordioso y Justo. 

Y si nos impregnamos de tal Amor seremos capaces de hacerlo llegar a todos sin condición ni fronteras. 

El mundo cambiará pero asomarse al tren y disfrutar de la fresca lluvia nos hace ver si todos ponemos de nuestra parte podremos cambiar el mundo. 

¡Todavía estamos a tiempo! 

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.