Buen día nos de Dios.
El mundo nos dice a diario: ¡Cállate!
Por más injusticias que se cometan, por más guerras fratricidas, por más hambre que haya, por más persecución que veamos en contra de la libertad de expresión, pensamiento o creencia, tú no digas nada y ¡Cállate!
Nos prefieren mudos, incultos, ignorantes porque así somos más manejables y manipulables al supremo interés de seguir haciendo y deshaciendo con majestuosa potestad.
Mentes planas y credulas a las mentiras que nos regalan cada día porque nosotros no contamos, nunca lo hemos hecho, para el terrenal poder que nos ve como simples números de los que se puede prescindir cuando proceda.
Lo que se le escapa al poder es que es finito, que tiene fecha de caducidad, que por mucho que lo intente no puede con el supremo Poder de Dios que es el Poder del Amor y que por anunciar el Evangelio somos muchos los que sacrificamos todo con tal de que conozcan la alegría e inmensidad que es y sentirse hijo de un mismo Dios que nos Ama, nos libera y nos une como lo que somos: ¡Hermanos!
Mientras el poder del mundo nos dice: ¡Cállate! Dios nos dice: ¡Id por todo el mundo y anunciad el Evangelio por toda la Creación!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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