martes, 7 de agosto de 2018

7 de agosto. Perderse para volverse a encontrar...

La imagen puede contener: exterior

Buen día nos dé Dios.
De vez en cuando hay que perderse para volverse a encontrar.
La vida nos lleva a ritmo frenético, muchas veces parecemos un coche en una autopista que va a más velocidad sin poder hacer nada de nada, a veces no nos damos cuenta ni del sitio donde estamos, ni lo que estamos haciendo, ni con quienes estamos. Pasa la vida y nosotros lo hacemos a velocidad de vértigo.
Vamos perdiendo nuestra propia identidad porque no echamos raíces en ningún lado.
Son muchos los lugares, son demasiadas las circunstancias que concurren entre unos y otros, es demasiada velocidad, es muy poco tiempo el que nos dedicamos y menos a interiorizar todo cuanto nos sucede, nuestra actitud ante la vida, ante nuestros semejantes. Estamos imbuidos en un rol que hace ni veamos ni queramos ver y así seguimos caminando con pasos ciegos por la misma vida.
Por eso, llamadme raro, me gusta perderme para volverme a encontrar, perder la mirada en ese horizonte que todos tenemos y adentrarnos en él sin miedos y con mucho amor y perdón. Todos hemos caído y nos hemos levantado, todos nos hemos equivocados y hemos seguido, todos nos hemos sentido "superiores" para después encontrarnos de golpe y porrazo en la debilidad que nos hace ser más sencillos, más humildes, más humanos.
Hace falta tener un corazón humano que nos ofrezca una visión humanista de la vida. Ser cercanos, preocuparnos por los demás, sentir, querer, amar, son regalos de Dios que si no se viven no se conocen.
No somos máquinas aunque algunos piensen podamos serlo más pronto que tarde, tenemos alma, corazón, sentimientos, y tan solo por eso somos únicos e inigualables. Tenemos Fe aunque algunos piensen lo contrario porque sin ella no eres capaz de levantarte todos los días y abrir la ventana de la misma vida.
Sí, hace falta ese necesario tiempo que puede durar horas, días, meses, años o incluso toda la vida, para poderte perder para volverte encontrar.
¡Feliz martes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario