Buen día nos dé Dios.
¿Estás triste, cansado, apático o desesperanzado? ¿Qué te pasa? ¿Qué te ha llevado a estar así?
Algunas veces son situaciones las que nos llevan a tales estados de ánimo, otras en cambio somos nosotros mismos los que así nos sentimos porque no llegamos a comprender lo que pasa o nos pasa.
Puedes hacer con mucha ilusión, puedes poner tu empeño para que todo salga bien, puedes anteponer los intereses de los demás a los que legítimamente son tuyos, puedes ser esa mano amiga, ese brazo donde apoyarse, esa sonrisa en medio de tanta caras largas, esa luz que sobrevive en medio de la oscuridad pero aun así pocos te agradecerán lo realizado, pocos te apoyarán cuando tropieces, pocos sabrán ser tu lazarillo cuando todo se vuelva oscuro. Entonces viene la tristeza, ese sentimiento de traición y desengaño pues habiendo intentado hacer siempre el Bien en el momento que lo necesitas algunos te responden con despectivo silencio, con desgarrador desprecio, con un "si te he visto no me acuerdo"...
Todos no son así, pero si una amplia mayoría. Lo que hay que saber, y eso se experimenta con el pasar de los años, que los que verdaderamente te quieren son los que son pues el resto está junto a ti por algún tipo de interés y cuando se vean saciados o todo lo contrario te dan la patada y váyase por donde ha venido.
Pero los que están contigo lo estarán siempre pues son los elegidos por Dios para que te acompañen en el camino de la vida, los que cuando estás triste, cansado, apático o desesperanzado te sacan una sonrisa y te acompañan por ese sendero que lleva directamente a la Esperanza.
Y es que Dios se vale de necesarios instrumentos para que aun comprobando la realidad de la vida esta no se vea desprovista de los esenciales elementos del sentido humanista del término.
Muchas veces cuando la negritud inunda la vida y solo te sientes solo ves en un momento determinado, cuando Él disponga, como se abre una rendija por la que se cuela esa clase de luz que abraza un corazón herido y profanado. ¡Ahí está Dios!
Piensa que por muy desalentado que puedas estar que Dios está contigo y por medio de Él esas personas que nunca te abandonan aunque tú ahora mismo no las veas porque tus ojos están cegados a la Esperanza.
¡Feliz jueves!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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