Buenos días Villaluenga.
Buen día nos dé Dios.
¡Qué calor! En esa frase podemos resumir el comentario generalizado en este periodo del mes de agosto en estos lares de nuestra querida España.
No veo a nadie que no tenga cara de cansado, no veo a nadie que las fuerzas no se le debiliten a causa de los estragos del calor, un calor que es como el de siempre pero lo que pasa es que cada uno de nosotros estamos más cansados, los años no perdonan, y también con nuestra más que limitada memoria no nos acordamos de que ayer fue ayer.
Sí, hace calor pero aun así debemos vivir y ofrecer el día para mayor gloria de lo que quiera Dios hagamos con él.
Dentro de unos meses cuando el invierno nos rodee y el frío nos aletargue frente a la chimenea echaremos de menos estos días de calor... ¡Al tiempo!
¿Por qué el ser humano tiene una memoria tan débil?
Nos acordamos muy bien del mal que nos han hecho, nunca del que hacemos nosotros, pero nunca del bien que hemos recibido. Una persona es juzgada y condenada por un hecho que nos ha molestado pero no nos acordamos de que esa misma personas nos ha hecho bien, mucho bien.
Utilizamos a los demás según nuestras conveniencias, las movemos según nuestros intereses, los situamos en sitios estratégicos no para que sean válidos y presten un necesario servicio pero al hacerlo y no hacerlo según a nosotros nos gusta le pedimos cuenta, le exigimos paguen sus "honorarios" con los que confiaron en él. ¡Qué rastrero somos!
El servir como modelo de vida no está bien visto en aquellos que con todo pretenden cobrar sus bastardos intereses. ¡Tanto tienes, tanto vales! Y yo añadiría: ...Y tanto me debes.
Sí, parece que todos estamos en débitos con todos, los usureros de siempre que hoy lucen los mejores trajes y se sientan en despachos de poder en sus respectivos bancos nos esquilman a los de siempre pues hasta el aire que respiramos parece tener precio muy distinto a pagar si eres o no hacendado...
Sí, pienso que el ser humano tiene una memoria muy débil para todos los que nos hacen bien y en cambio somos de lo más agradecidos con esos filibusteros que nos roban los sentimientos poniendo incluso en duda nuestra propia integridad.
Mal va el mundo cuando nuestros referentes son cuatro niñatos que juegan al fútbol, que no han hecho nada en su vida más que pegar patadas a un balón y que cobran millones y millones de dinero e intereses y obviamos a las personas que trabajan para que este mundo sea mucho mejor desde su ámbito de actuación que va al científico que estudia como conseguir la fórmula para esa enfermedad incurable como al hijo del vecino que todos los días hace el bien sin mirar a quién y sin pedir nada para él.
Necesitamos una sociedad con valores, con las virtudes que nos regala Dios desde el momento de nacer, que hagan cambiar el mundo desde la raíz.
¡Feliz sábado aunque haga calor!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo
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