jueves, 30 de noviembre de 2017

30 de noviembre. Ayer llovió...

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Buen día nos dé Dios.
Ayer llovió con cierta intensidad, hoy ha vuelto el frío y podemos decir que por fin ha llegado el otoño cuando estamos a punto de despedirlo.
Es lo que nos pasa últimamente, que sea por lo que sea no gozamos de los tiempos, las estaciones del año e incluso nuestros momentos.
Y tan necesario es el calor, el sol como la lluvia, el frío. Tan necesario es el verano, la primavera, el otoño como el invierno. Tan necesario es la niñez, la juventud, la madurez como la ancianidad porque eso quiere decir que estamos completando el ciclo de la vida que nadie debiera alterar por nada del mundo pues las consecuencias siempre son catastróficas.
Si hablamos de meteorología, del tiempo es imprescindible para nuestra existencia y si hablamos de la vida, de la nuestra cada momento es esencial, cada etapa muy importante.
Hay a quienes se les ha cercenado su niñez, su juventud por diversas causas. Esos que lo han permitido son unos miserables. Algunas veces los tiempos son los que son y no hay más remedio que acatarlos pero quién lo hace a sabiendas no llega a saber todo el daño que está produciendo a la persona pues quedará mutilado en muchos de sus sentimientos.
Eso nos pasa, que nos creemos dioses y jugamos a nuestro antojo con los demás. Nos creemos dioses y para demostrar nuestro "poder" tenemos que acabar con muchos de nuestros semejantes y no solo se liquida a alguien por medio de bombas y guerras sino no dejándolo crecer y desarrollar su integridad como seres humanos con la dignidad que le es inherente.
Nos creemos "dioses" y solo hay un Dios que lo demuestra a diario ofreciéndonos su Perdón, su Misericordia, su Amor...
Él respeta nuestros tiempos porque simplemente nos ha creado.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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