Buen día nos dé Dios.
En demasiadas ocasiones miramos sin llegar a ver, observamos sin captar lo que estamos contemplando y es verdad que la retina de nuestra memoria queda esa imagen, esa percepción, esa impronta pero al final se diluye en ese vacío donde va lo que queda sumergido en el mar de los viejos recuerdos.
¿Somo capaces de ver la mano de Dios en todo lo que vemos, lo que nos rodea?
Si es así todo, desde lo más nimio a lo más grandioso, adquiere otro sentido más allá del horizonte que todos tenemos. El percibir lo inmenso de la presencia del Señor en nuestras vidas haces que te vuelvas más sensible con todo y con todos pues en cada mirada, en cada situación puedes vislumbrar la mirada del mismo Dios.
Entonces se produce un radical cambio en tu vida. Entonces para ti no hay nadie extraño aunque no lo conozca de nada. Entonces no te sientes extranjero en ninguna parte del mundo. Entonces y solo entonces tu vida cambia a mejor.
Si no presenciaremos un bello atardecer pero se quedará en eso porque si en esa imagen ves a Dios percibes lo afortunado que eres pues Él creó todo para que nosotros lo disfrutásemos y cuidásemos para nuestro bien porque Dios ha sido, es y será siempre Amor.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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