Buen día nos dé Dios.
Según va pasando el tiempo te vas dando cuenta de lo que en verdad vale la pena y lo que debes dejar pasar porque solo te puede arrastrar a ese abismo que ni te va ni te viene.
Al final ves que tienes lo que tienes, tienes a quienes tienes, vives donde vives porque así Dios lo ha ido disponiendo a lo largo de la vida. Es verdad que el tren pasa muchas veces delante de nosotros y casi siempre va en marcha. De nosotros está, en nuestra libertad, el cogerlo o no, el vivir lo que el Señor te tenía preparado o seguir "tu" camino donde piensas que no vas a encontrarte con demasiados problemas y complicaciones aunque al final te das cuenta de todo lo contrario.
Eso sí, ya cojas el tren en marcha o te quedes en la estación mirando como de nuevo pasa delante tuya lo que no debes hacer es quejarte porque has sido tú y solo tú el que ha decidido en propia voluntad lo que has decidido. Nadie tiene la culpa de nuestros errores y tampoco de nuestros aciertos.
Con los años, con las vivencias, los padeceres, las caídas, te vas dando cuenta de que tren es el tuyo y cuales debes dejar pasar. Con los años valoras más otras cosas que antes incluso ni parabas a pensar. Con los años ves que todo se ve según el cristal con el que lo miras y te das cuenta de que ni los malos son tan malos ni los buenos tan buenos sino que todos tienen su parte de razón, según sus experiencias, sus vivencias, su forma de pensamiento.
Con los años compruebas en carne propia que la vida es la que es y por tanto apasionante. Con los años no entras en batallas perdidas salvo que sea por defender el honor y la integridad de personas que están siendo vapuleadas sin ton, ni son y mucho menos razón.
Y con los años se vive una Fe madura y madurada donde compruebas que el Amor de Dios se expande a todos en este mundo sin excepción porque Dios es Padre de todos también de esos que abominan de Él.
Con los años me gusta reflexionar sentado en mi Atalaya y disfrutar de esos momentos tan hondos, tan importantes y también alejados de este mundo con demasiados intereses que interesan a los interesados.
Con los años te vas dando cuenta de todo aunque muchas veces parezca que no te das cuenta de nada...
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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