miércoles, 15 de noviembre de 2017

15 de noviembre. Manel González López.

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Buen día nos dé Dios.
Cada mañana nos deberíamos poner como meta el alimentar al mundo a base de alegrías, buenas noticias, mensajes de cercanía con esos que no lo están pasando demasiado bien porque para intoxicar y malmeter siempre hay tiempo.
Cada mañana de cada día en vez de fijarnos en lo mal que va todo deberíamos posar nuestra mirada en personas que con su trayectoria y testimonio nos den lecciones de lo debe hacerse en la vida para mejorarla.
Intento de vez en cuando pensar en esa persona que ayuda a los demás sin más, en aquella que reza y está atento a nuestros enfermos, en aquella que es valiente cuando habla y también cuando calla, en la otra que prefiero tragar sus propias lágrimas y compartir sonrisas...
Hay, gracias a Dios, muchas personas que nos ofrecen un caudal testimonial que hacen que este mundo sea mucho mejor que el que algunos nos pintan.
Hoy, por ser precisamente hoy, quiero dar las GRACIAS a un querido amigo al cual admiro desde lo más profundo por su coherencia de vida, por su sentido de familia, por su entrega a los más necesitados, por su forma de servir, por su inmensa sonrisa, por estar atentos a todos en todos los momentos, por saber lamerse sus propias heridas ofreciendo una sonrisa a los demás como si nunca le pasase nada.
Sí, hoy quiero dar las GRACIAS por eso y por más a mi querido Manel González López.
Su dedicación a la Familia, a su vocación profesional en el Cuerpo Nacional de Policía, en la Casa Troncal de los Caballeros Hijosdalgo de los Doce Linajes de Soria donde ejerce como redactor de su sitio web o todos los frentes que lleva para adelante siempre con la mayor disponisbilidad y una pletórica sonrisa que hace te de un poco de esa ilusión, esa Esperanza que lleva instalada en el alma.
Te doy las GRACIAS Manel por ser como eres, por ser un referente para mí en todos los sentidos, por tu amistad sincera y verdadera que nos une para siempre. Y te pido PERDÓN por si alguna vez no he estado a la altura de tu nobleza de espíritu.
Hoy, por ser hoy, quiero dedicarte esta mañanera reflexión que hacía mucho tenía en mente escribir.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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