Buen día nos dé Dios.
El cielo ha amanecido con grises nubes que anuncia la tan necesaria lluvia. El cielo oculta el azul que es su color natural y ese sol que nos da calidez porque él también se ha puesto un chubasquero.
Y está lloviendo...
La lluvia que tan necesaria nos es para tener garantizada el agua, que limpia la atmósfera, que sanea todo, que refresca el ambiente y que si no vamos lo suficientemente preparados nos pone chorreando.
Necesitamos esa lluvia que limpie el aire viciado que hace nos perdamos en los laberintos de la vida.
Necesitamos esa lluvia que sanee donde nos movemos.
Necesitamos esa lluvia que sea capaz de lavar nuestros malos sentimientos que están en nuestro interior.
Necesitamos esa lluvia que sea capaz de resfrecar y mojar la tierra para que de nuevo sea fecunda.
Necesitamos esa lluvia que nos haga respirar esos olores a tierra mojada que son ambrosía para los sentidos.
Necesitamos esa lluvia que nos recuerde de donde venimos, que es lo que estamos haciendo y como estamos proyectando ese futuro para las futuras generaciones.
Y también necesitamos esa lluvia que nos dé esa clase de Alegría, de Ilusión, de Esperanza...
Esa lluvia que nos impregne del Amor sin límites, de ese que se entrega sin pedir nada a cambio.
Esa lluvia que impregne nuestros poros de Fe para que seamos fecundos ante los ojos de Dios.
Sí, necesitamos la lluvia porque la misma es Vida.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo
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