Buen día nos dé Dios.
¿Somos capaces de admirar y gozar la belleza que Dios nos regala o seguimos caminando cabizbajos como si nada?
Hasta los lugares más inhóspitos tienen algo que puedas admirar. No tiene que ser un paisaje sino cualquier elemento que te llame la atención, que te sorprenda que esté ahí.
Solo hay que tener un corazón sensible que nos haga prestar la atención que merece todo lo que lo merece.
Pienso que tanta y tanta televisión, tanto y tanto ordenador, tanto internet, tanto chatear, tanto jugar ante una fría máquina lo que nos hace es alejarnos del imprescindible tú a tú donde se puede gozar de una buena conversación en la que siempre aprendes, de caminar por donde sea sin prisas y haciendo las necesarias pausas, escuchar música, oír el trinar de un pajarillo o el ladrido de un perro que suena en la lejanía, cerrar los ojos a tus propios recuerdos cuando escuchas las campanas de la vieja Iglesia, leer ese libro en papel en el que vives cada página, escuchar el crepitar de la encina quemada en la chimenea, deleitarse con el buscado silencio o asomarte a la ventana a contemplar algo tan bonito como es la noche...
Estamos inmersos en un circuito donde todos hacemos lo mismo, todos vestimos igual, pensamos igual, creemos igual, respiramos el mismo aire, escuchamos las mismas canciones y leemos demasiado poco. Después no nos quejemos de que nos lleven por el camino que algunos quieren como si fuésemos un obediente rebaño donde el de atrás sigue al que está delante sin mirar más que el suelo y sus propias pisadas.
¡Qué pena derrochar la vida cuando tenemos tanto a nuestro alcance para ser y hacer tantas cosas!
¡Que triste es no perder la mirada en ese atardecer o en los sueños que cada uno tenemos pues estamos carentes hasta del tiempo que necesitamos para llenar lo que en verdad nos hace únicos y diferentes!
Admirar, ver, sentir, deleitarse con los regalos de cada instante de Dios es una forma de darle las Gracias por tanto Amor como el que nos dispensa a diario.
¡Feliz viernes!
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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