domingo, 11 de octubre de 2015

desde el tren. 11 de octubre. Cuando la niebla nos envuelve.



Buenos días Villaluenga.

Buen día nos de Dios.

Amanece y se materializa un nuevo regalo de Dios.

Amanece en medio de una densa niebla que con el pasar de las horas se ha ido dispersando aquí en este bendito lugar que lleva por nombre Villaluenga del Rosario.

Amanece y a pesar de este manto grisáceo es un día radiante, como todos.

Muchas veces estamos como cuando nos rodea la niebla: ¡Perdidos! El no poder ver el paso que tenemos que dar nos da una inseguridad propia de un pequeñín que necesita las manos de sus padres para caminar seguros.

Fijémonos en nuestra niñez para vivir nuestra etapa adulta, para ser hombres y mujeres seguros a pesar de que no veamos lo que tenemos en frente.

La receta es fácil: Cogernos de la Mano de Dios así como de la Santísima Virgen María. Apretarles cuando sintamos miedo, inseguridad, tristeza o tengamos que acometer una acción en la que dudamos de nosotros mismos y de nuestras capacidades.

Muchas veces la niebla densa es nuestra propia vista que no es que no llegue a más sino que se niega a ver más porque lo que tiene delante le da miedo porque en definitiva todos somos más inseguros de lo estrictamente necesario y todos tememos no dar el ciento por uno en el buen uso de los talentos que nos encomendó el Señor nada más nacer.

Ya lo sabes, cuando en tu vida no distingas nada pues la niebla lo envuelve todo, cógete de la mano del Señor y verás como caminas tranquilo hasta por aguas turbulentas.

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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