miércoles, 28 de octubre de 2015

28 de octubre.




Buenos días Villaluenga.

Buen día nos de Dios.

El frío ya ha aparecido y con él las ganas de estar en casa cuando se está.

El frío muchas veces acobarda y nos deja algo pusilánimes frente a la máquina que nos deja hipnotizados, que nos introduce en nuestras mentes las ideas que las mentes pensantes quieren que pensemos aunque diste en verdad de la realidad. Esa caja mágica que hace que todos seamos unos números sentados en un aprendizaje continuo de la ingeniería de género que han implantado con nuestro permiso se llama: ¡Televisión!

La "caja tonta" no es tan tonta. Los tontos somos nosotros que nos creemos a pies juntillas lo que de ella sale. 

¿Cuántas veces hemos oído aquello de: "Lo escuché en la televisión?

A la televisión, a los programas que emiten, al ideario fundamentado en todo cuanto nos dice a todas horas, le hemos dado más fidelidad y veracidad que lo que nosotros vemos con nuestros propios ojos. La televisión es esa gran máquina de conversión pues reconvierte a los hombre en simples números sin derecho a pensar.

Por eso hay que ver bien lo que dice cada cadena, el ideario, que casi siempre es único, los intereses que también porque no sé si os habéis dado cuenta de que las cosas de Dios tienen un espacio mínimo de tiempo pues puede dar que pensar, puede causar opinión, puede despertar conciencias...

A Dios es mejor acallarlo, eliminarlo de la vida pública, también de la televisión, de la mayoría de los periódicos y radios porque lo que no se ve no existe y Dios se ve con los ojos del corazón.

A Dios y a los que lo siguen con sus premisas que son las del Amor hay que hacerlos desaparecer del "prime time". ¡Ilusos, todavía que el Señor no tiene tiempo ni hora y que abarca el infinito porque es omnipresente!

Y mientras a la masa, al populacho, a todos nosotros, nos distraen con peleas bajunas de artistas que nunca lo han sido y tienen que sacar sus trapos sucios para comprarse trajes limpios.

¡Así nos va!

¡No nos dejemos engañar! ¡No tengamos miedo! ¡Sed Valientes y abramos las puertas de nuestras vidas a Cristo!

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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