Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
¿Habéis visto que bonito amanecer que es el preludio de un día que sea como sea seguro es magnífico?
Hoy no voy a ser tan reflexivo, hay días y días, hoy no voy a cuestionar nada de tanto cuestionable que hay en lo que nos rodea, hoy no voy a ponerme tan serio ni solemne. Hoy voy hacer un alegato a la Alegría.
Porque Alegría es lo que nos da el Señor y Alegría es la condición natural de los que creemos en Él.
Y Alegría es lo que irradia un día como este donde el sol, la inmensidad de un cielo celeste sin atisbo de nubes, de la calidez que se nota, donde la mayoría llevan una necesaria y expresiva sonrisa, nos envuelve y nos hace ser y estar más felices.
Alegría de ver a tu Familia a tu lado, de tener cuanto tienes que aunque pueda ser poco es valioso para ti, de ser libre, independiente, de disfrutar en compañía y también de la buscada, no impuesta, soledad.
Alegría por estar donde estás ni más ni menos.
Alegría por saber a ciencia cierta que hoy jueves 29 de octubre de 2015 cuando son poco más de las nueve y cuarto de la mañana es otro inmenso y privilegiado regalo que nos hace el Señor.
Alegría ante la muerte porque esa es la condición del cristiano pues Jesús nos dio la Vida por medio de la Resurrección.
Alegría sana, desbordante, y no la que nos quieren imponer las mentes de memeces pensadas como es el halloween.
Alegría por Alegría que ya va siendo hora que todos nosotros también la tengamos, la disfrutemos, la compartamos porque hace mucho bien a quien la da y quien la recibe y porque, mi querido hermano, es completamente gratis.
La intención de esta reflexión es compartir mi Alegría con todos y cada uno de vosotros para que también hagáis lo mismo con quienes tenéis a vuestro lado.
Hoy es un día inmejorable para hacer una "cadena mundial de la Alegría", de la que nos da Dios, de la que podemos dar nosotros mismos.
Y Alegría, tengo que confesarlo, es lo que siento todos los días que veo amanecer en mi bendito pueblo de Villaluenga del Rosario que es el mejor regalo que Dios me ha podido hacer cuando ya camino la medianía de mi vida.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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