Buen día nos de Dios.
Aunque muchas veces vivamos en la oscuridad, puede que demasiado tiempo, tenemos que pensar que hay un momento que todo empieza aclarar para dar paso a la luminosidad de la claridad donde todo se ve nítido, claro y donde los gatos dejan de ser pardos para adquirir su verdadero pelaje.
El dolor, la preocupación, la tristeza, la enfermedad, el desaliento, el ánimo, los padecimientos, las traiciones, humillación, ser víctima expiatoria, las injusticias, la muerte..., puede hacer que nuestro corazón navegue en las tempestuosas aguas en medio de las tinieblas sin parecer tener un final feliz sino hundirnos más en la peligrosa oscuridad.
Pero de verdad, aunque no te lo creas, nada hay perdido sino ganado porque cuando nos encontremos en ese necesario tiempo en la que la negritud empaña tu vida sabremos apreciar mejor el nuevo amanecer, la oportunidad que nos sigue regalando el Señor para reiniciar el paso hacia la auténtica felicidad.
No hay tiempos buenos o malos sino diversos períodos de aprendizaje donde nuestra vida se va forjando para siempre ser mejores personas. La vida no es un campeonato donde consigues medallas y poder por el poder sino una constante prueba que al final gana el que más da, se entrega, ayuda, valora, el que vive donando el Amor de Dios a todos los que lo rodean.
Ese será un perdedor a los ojos del mundo y un hijo predilecto a los ojos de Dios.
¿Qué eliges?
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario