Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Hoy nos hemos levantado temprano y el sol no había salido todavía por el puerto de las viñas.
El cielo inmenso que abarca todo en este bendito lugar se preparaba para recibir al sol que en estos últimos días ha estado descansando porque también la lluvia es muy necesaria. Todo lo que baje y sea del cielo suele ser muy beneficioso para la tierra.
Me quedo en la belleza de la imagen que os presento, la de un horizonte que parecía una gran puerta abierta para que el sol unos minutos, tímidamente, con elegancia y sin estridencias empezara a iluminar el día a día de nuestro pueblo que es una forma de decir que de nuestras propias vidas.
Porque nos estamos olvidando en esta sociedad en la que reina lo soez, lo basto, lo grotesco, donde todo se consigue pisando la cabeza del que tenemos justamente al lado para conseguir lo que haga falta, es decir, una sociedad vencida a la mediocridad, nos estamos olvidando de la elegancia, de la educación, de la cultura, del amor a aprender, de estar más formados no para llegar más alto sino para ser más libres.
Nunca olvidemos que quien cultiva la excelencia a lo mejor no llega a destacados puestos ni será condecorado con las más pomposas medallas pero sabrá discernir, grave problema para los que nos quieren sordos, ciegos y mudos, tendrá una opinión fundamentada y por tanto será libre verdaderamente libre porque se habrá escapado de ese rebaño de ovejas que siempre va una detrás de otra y caminan porque la que está delante camina para convertirse en alguien más solitario, muchos les darán la espalda porque ya no se atiene a sus intereses, pero también más coherente porque lo que piensa y cree tiene fundamento.
La excelencia de la belleza, de la cultura, de aprender siempre, de la música. Excelencias de la gran Excelencia que nos da el Señor que es la Fe que nos hace Libres porque vivimos instalados en la Verdad.
Y vivir instalados en la Verdad de la Fe es la mayor de la Excelencias porque está cobijada en los brazos de Dios que nos quiere como somos y nos ofrece la oportunidad de ser curiosos para seguir aprendiendo de todo cuanto nos ofrece esta vida, nuestro particular día a día, nuestra gente que tenemos tan cerca que son tan iguales y diametralmente diferentes unas de otras, de esos que sin conocerlos nos ofrecen lecciones de vida que redundan y recalcan la belleza inconmesurable de vivir en la excelencia.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Quiero dedicar esta reflexión a un buen amigo que es pura excelencia y del que aprendo todos los días como es mi querido vecino Mateo Venegas en su día así como a mi querida amiga Alicia Rodriguez Cuenca por la misma razón. ¡Muchas felicidades!
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