Buenos días Villaluenga.
Buen día nos de Dios.
Ayer cuando nos íbamos donde habíamos almorzado después de una larga, a veces dura, aunque placentera ruta de senderismo pude ver con mis propios ojos lo hoy en día es una reliquia, esta centralita de teléfono que pertenece al patrimonio material y de vivencias de tantos y que corona esta reflexión.
Y al degustar su visión pienso en la cantidad de personas que no reciben una mísera llamada. Todos decimos, algunos exagerando y otros no tanto, que nos da igual recibirlas.
En parte es cierto aunque también incierto es.
Recibir llamadas telefónicas que no conduzcan a nada, llenas de falsedad y falserío, para quedar bien puede bien quedarse mudo el teléfono porque esas no las quiero.
Recibir las ingentes llamadas telefónicas de comerciales que te ofrecen oro a precio de platino y que te "obligan" a una permanencia casi perenne: ¡Menos!
Pero recibir llamadas de buenos amigos, de personas queridas y quieres, de los que saben que forman parte de ti si se sienten en el alma cuando no se reciben, cuando el teléfono enmudece.
No existen tantos amigos como podemos creer, menos hermanos del alma y muchos conocidos que son esa red que te rodea aunque no te una mucho con ella.
Aunque es fehaciente el hecho que sucede cuando dejas de ser "alguien". Cuando ostentas una responsabilidad, eres querido, admirado por este "mundo" tu teléfono no para de sonar y todos quieren que seas su consejero, su "amigo", la persona a la que hay que rendir cierta pleitesía y quedar bien.
Cuando dejas de ser ese "alguien" porque todo es temporal y por tanto finito el teléfono enmudece, se calla, hasta parecer un artilugio sin mucha, ninguna, utilidad.
Esto que desgraciadamente sucede más de la cuenta nos cuenta de la hipocresía donde estamos instalados y en la que todos tenemos parte o mucha culpa de que suceda pues todos en un momento de nuestras vidas lo hemos hecho y también, para que no decirlo, sufrido.
Pero cuando te acostumbras ves la realidad de otra manera, cuando el teléfono se silencia y los falsarios dejan de "molestar" ya ansías que siempre permanezca así pues las llamadas están reservadas para recibir y también llamar a los que quieres y te quieren de verdad.
A esta conclusión he llegado en mi vida por eso mismo siempre llevo el teléfono en silencio, con vibración, porque son pocos y elegidos los que me llaman y llamo pero esos son MI GENTE, a los que quiero, admiro, y profeso verdadera amistad con sentimientos de hermanos y lo demás se lo dejo a los demás.
Tenemos que pedir al Señor que nos ilumine para descubrir lo que realmente es bueno para nuestras vidas.
Durante estos dos próximos días, hasta el sábado tarde, Hetepheres y yo nos quitaremos literalmente del medio, hacemos una necesaria escapada y por lo tanto SED VALIENTES bajará el ritmo de actualizaciones porque como el ordenador necesita ser reseteados nosotros también lo tenemos que hacer y descansar.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
Quiero dedicar esta reflexión a mis queridos hermanosJacinto Collado Toledo Guillermo de la Hoz Jose Alcantara Reviso en su día. Muchas felicidades!
No hay comentarios:
Publicar un comentario