Buen día nos de Dios.
No hay nada peor que la soberbia, el orgullo, la falsa e impostada modestia que se traduce en auténtica y canallesca maldad.
Los que necesitan manejar las vidas de los demás según sus torcidos intereses no les importa los daños colaterales que puedan ocasionar ni el inmenso dolor que ello puede producir.
Son ellos siempre ellos y los demás están para servirse y utilizarlos hasta terminar tirando los despojos al contenedor de la basura.
Son los que pretenden ser a toda costa y lo primero que deben focalizar su vida en ser para entregarse a los demás y no al revés.
Muchas veces me pregunto si los que quieren gobernarlo todo son felices.
Pienso que no pueden serlo porque hay que dejar muchas víctimas en el arcén y eso más bien a la larga que a la corta pasa por la factura de la conciencia que siempre pone firmes y nos desgrana hasta lo que necesitamos olvidar.
¡Con lo fácil que es la vida! Con lo fácil es hacer feliz a los demás! ¡Con lo poco que cuesta! Pero claro para eso tenemos que abajarnos de nuestros pedestales y dejar de apoyarnos en columnas y empezar a caminar con los demás teniendo como mejor báculo el brazo de nuestro hermano.
¡De qué me sirve "ser" si con ello daño a mi prójimo y me aleja de la Salvación?
De verdad, no vale la pena.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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