Buen día nos de Dios.
¡ Perdona a tu pueblo Señor!
Dios siempre nos perdona, ¿Y nosotros lo hacemos con nuestros hermanos?
¡Qué nos cuesta perdonar y pedir perdón!
Pedir perdón es abajarse de todos, todos los pedestales en los que estamos instalados aún de esos que no creemos estar.
Pedir perdón ennoblece nuestro alma y nos hace ser mejores personas. Ser mejor no es creérselo sino serlo.
Quiero ser mejor en bondad, en humildad, en desprendimiento y servicio al otro y también en perdón.
Ser mejor por el mero hecho de serlo como una pose social que hace que te separes de la realidad que te rodea es sin lugar a dudas una pérdida de tiempo y es tan escaso...
Pedir perdón también es perdonar al otro que te pueda haber ofendido o causado un pesar sea cual sea, haya hecho lo que haya hecho.
Si pedir perdón es un acto de verdadera humildad el perdonar te hace grande a los ojos de Dios y del mundo que ansía el verdadero amor porque al fin y al cabo el perdón es una inconmensurable obra de Amor hacia nuestro prójimo y también hacia nosotros mismos.
Cuando nos veamos incapacitados para pedir perdón y perdonar por culpa de "nuestros" miedos, temores y complejos pongámonos en las Manos de María que Ella nos llevará a Su Hijo para transformar nuestros pétreos corazones y hacer que cada latido sea un monumento de gratitud hacia Dios Padre Misericordioso.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario