Buen día nos de Dios.
Tenemos que ser agua fresca para tantas personas que están sedientas de fe, alegría, esperanza, bondad, caridad, comprensión, justicia...
Agua fresca que discurre pacientemente sin detenerse un solo instante, agua fresca que limpia y refresca, que da un nuevo brillo a la vida, alegra la mirada y relaja los sentidos con su suave sonido.
Nada conseguimos con estridencias, siendo radicales en posturas, ideas y sentimientos. Solo en una cosa podemos y debemos ser radicales: ¡En el Amor!
El Amor que se vive de forma radical no deja que nos influya los malos sentimientos, la perfidia, dobleces, murmuraciones que hacen que la fuente se seque a base de dolor.
No, nosotros que tenemos a Dios como Padre seremos ese manantial inagotable que se entrega al hermano, que abre los brazos para quien esté afligido y derrotado.
Tenemos una misión preciosa, la que el Señor nos encomienda cada día, y no podemos desaprovecharla porque estemos cansados o no nos apetezca el levantarnos hoy de nuestra particular silla.
Como el riachuelo que transita sin cesar, como la fuente de agua fresca que nos alegra y apacigua así nos quiere Dios que seamos para todos y cada uno de nuestros hermanos.
¡En ello estamos!
Feliz Domingo día del Señor.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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