Buen día nos de Dios.
Pero que nos gusta hablar, pensar, hacer siempre para nosotros mismos.
El Yo no se nos quita de la boca y menos del pensamiento donde todo lo demás no entra para nada en nuestra particular consideración.
El "Yo" es excluyente, egoísta, subjetivo, parcial e individualista. El "Yo" no sirve para mucho más que para nuestra propia autoestima narcisista y ególatra porque se olvida de los demás a los que excluye de la vida, del derecho a hacer u opinar.
Hay muchas personas instaladas en el "Yo" que es la forma de mirarse el ombligo permanentemente mientras se pierden la grandeza de vivir con los demás, en comunión, valorando lo que cada uno con sus capacidades es capaz de aportar, de hacer o realizar.
Los del "Yo" no quieren a nadie a sus lados porque todo lo que hagan los demás está mal hecho pues no lo he hecho "Yo".
Jesús nos invita a ver incluso superando nuestra propia oscuridad y abandonar decididamente ese "Yo" para encontrarnos con el necesario Tú que es una forma de decir los demás.
Jesús nos invita a amar al prójimo, que son los demás, como a Dios Padre y entonces porque hacemos que escuchamos sin oír la Palabra del Señor, nos olvidamos tan pronto de sus enseñanzas y volvemos a instalarnos en el innecesario "Yo" que causa tanto daño a quienes nos rodean y sobre todo a nosotros mismos.
Muchas veces pienso que si nos quisiéramos como nos quiere Dios otro gallo cantaría a este mundo y a nosotros.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.