sábado, 4 de octubre de 2014

desde el tren. 4 de octubre.




Buen día nos de Dios. Un nuevo amanecer radiante que nos regala Dios, un nuevo día donde todo está por hacer y tenemos el privilegio de poderlo hacer nosotros.

El Señor nos conmina a realizar grandes e importantes cosas y aunque no todos podemos ni estamos capacitados para "arreglar" el mundo desde la cúspide si podemos y debemos cambiarlo desde nuestros ámbitos de actuación que van desde la Familia, los amigos, nuestros compañeros de estudios, trabajo...

¡Nosotros sí podemos cambiar el mundo!

Con la ayuda de Dios todo se puede porque el nos otorga un valor que creíamos desconocer, no pone en nuestras mentes pensamientos y palabras en nuestras bocas que ni sabíamos que podíamos tener ni pronunciar. 

Cada uno desde su rincón debe trabajar, debe entregarse, debe luchar contra todos los impedimentos por dar a conocer el Mensaje y la Palabra de Dios que es el auténtico revulsivo que necesita el mundo. Es cambiarlo de dentro para fuera y hacerlo inyectándole unas dosis de Amor, de Entrega, de Servicio, de trabajo humilde y callado donde nadie prevalezca sobre nadie porque el único que lo debe hacer en Nuestro Señor Jesucristo.

Abandonemos nuestras vidas, nuestro quehacer diario, nuestra entrega en la misión encomendada a la Manos de María, confiemos a Ella, Nuestra Bendita Madre, nuestros problemas, nuestros cansancios, nuestras dudas, nuestro ímpetu evangelizador.

Tenemos "armas" para esta lucha entregada cien por cien al Amor: La Eucaristía, adorar a Jesús en el Sagrario, la oración meditada y rezar el Santo Rosario que nos colma de paz, de tranquilidad, de sosiego y nos aleja de las normales tribulaciones.

No olvidemos que rezando el Rosario llevamos el Peso de la Fe en una mano. 

Sí, nosotros podemos cambiar el mundo con la ayuda de Dios. Ahora pregunto: ¿Queremos hacerlo?

Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.

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