Buen día nos de Dios. La grandeza de la muerte para los que tenemos fe es que no significa el final sino que es la puerta que nos lleva a la plenitud de la Vida Eterna.
Cuando un ser querido muere queda en nosotros un vacío que es imposible llenar, son los vacíos de la vida de cada uno, aunque el duelo pase siempre quedará ese dolor por la ausencia de aquel.
Para los que creemos en Dios la muerte no es el fin sino el principio de nuestra vida y para la cual nos hemos estado preparando en nuestra terrenal existencia. Si somos capaces de vivir cada día desde la consecuencia y coherencia de fe iremos poniendo una pequeña lucecita al Camino que nos lleva a nuestra Salvación que es en realidad lo que da sentido a todo.
Cuando vives entregado a Dios ya te encuentras seguro desde la adversidad hasta en los tiempos de bonanza pues sabes que con Él Todo lo puedes conseguir y sobre todo la ansiada Vida Eterna que es la única Meta y Fin de todos los que tenemos a Dios como Bendito Padre.
Por eso os pido que oréis por todos los difuntos, los moribundos y familiares para que el Señor les de el consuelo y las fuerzas necesarias ante el momento más crucial de la vida: ¡Encontrarte cara a Cara con Dios!
Hoy mi reflexión va dedicada especialmente a mis queridos amigos y verdaderos hermanos Carmen Cózar Navarro y Agustín Rosety Fernández de Castro ante el fallecimiento de su cuñada Conchita. Qué el Señor os bendiga y os guarde.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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