Buen día nos de Dios.
Algunas veces las situaciones nos bloquean, nos dejan sin aire, sin ideas y podemos caer en el craso error de defender lo indefendible.
Quedar bloqueados no es malo, que te bloqueen tampoco porque lo que en un principio puede ser un acto de soberbia y orgullo lo que en realidad es un claro síntoma de inseguridad. Inseguridad en ti mismo, en lo que piensas y en lo que crees.
Estamos en un mundo donde estamos intoxicados de tanta información como disponemos, algunas veces buenas y otras perniciosas, y somos nosotros en base a nuestra capacitación y ayudados con la luz del Espíritu Santo los que debemos discernir que es bueno o no para nuestras vidas.
Estamos continuamente aseteados por las palabras y lo que buscamos sin medir ninguna medida es el plácido, esclarecedor e iluminador, silencio.
El silencio es temible para los que tienen la conciencia sucia pues en él te encuentras abiertamente con Dios y contigo mismo y no es fácil mirar para adentro, para nuestros propios corazones, para ver sin tapujos hacia donde nos hemos encaminados intoxicados y aseteados por las palabras, por los mensajes que diariamente nos llegan de todos los lados e incluso desde lo que creemos que es nuestra propia casa y que nos confunden tanto y nos llegan a bloquear.
Cuando ese bloqueo llegue a nuestras vidas, cuando nos falte el aire porque lo percibimos viciado, cuando ya no podemos más y parece que el Maligno está ganando esa batalla, tenemos que ponernos en Manos de Dios, que es Amor, y dejarnos llevar por Él porque en menos que canta un gallo pondrá ante ti la presencia de personas santas que te rodean a diario y que son un fiel testimonio de vida, de fe, de pensamiento y de honor.
Quedar bloqueados es normal, lo anormal es quedarse permanentemente bloqueado porque nos hemos abandonado al conformismo que relativiza todo hasta nuestras propias vidas.
Recibe, mi querido hermano, un fuerte abrazo y que Dios nos siga bendiciendo.
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